INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE N° 99 “ALMAFUERTE”
PROFESORADO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA EN ECONOMÍA (Resol.: 39/03)
PERSPECTIVA FILOSÓFICO-PEDAGÓGICA II
Profesor: ERNESTO RANDAZZO
Alumno: Ma. SOLEDAD BLANCO
Ciclo Lectivo: 2014
INTERPRETACIÓN PERSONAL DEL POEMA
JUGUETE, de ATTAQUE 77
Si yo fuera tan solo un juguete abandonado en un rincón
destinado para los caprichos y los antojos del montón
me lanzarían por el aire así nomás
me arrancarían una a una cada extremidad
para luego terminar olvidado en un basural
Si dejara al libre albedrío,
todo a merced de tu ambición
mis virtudes, mis preciados brillos,
toda mi fe y mi convicción
Hoy no sería más que un dejo de emoción
un cuerpo consumido, indefenso y sin valor
condenado y sin amor,
un despojo a la buena de Dios
Sin derecho, sin decisión para gritar
que el show no debe continuar
Si apelara a tu empatía y sentido de ubicación
si confiara en cada persona y me entregara a su razón
Me habrían corrompido ya sin compasión
me habrían usado y descartado en cualquier ocasión
que defraude la ilusión de cada quien y su pretensión
Sin derecho, sin decisión para gritar
que el show no debe continuar,
no soy un juguete ya no mas,
el show no debe continuar.
Análisis de la obra
Encuentro en la letra de esta obra un doble mensaje, por un lado el de la dominación, el de la manipulación, el de la opresión, y por otro lado un mensaje de liberación, de esperanza y de superación.
En relación al primero de los sentidos, consideró pertinente citar en este momento, una de las acepciones del término juguete que brinda la Real Academia Española: “Persona o cosa dominada por alguna fuerza material o moral que la mueve y maneja a su arbitrio” (RAE). Partiendo de dicha definición, en clara sintonía con el significado que encuentro en la letra en cuestión, creo que la persona, el sujeto queda reducido a cosa, a objeto.
Asimismo, me lleva a pensar en la contradicción objeto-sujeto, opresor- oprimido, cada uno de los componentes de ese binomio, ocupa , roles y espacios diferentes, nos encontramos entonces con aquel que dice, que detenta la hegemonía de la palabra, que manipula, que domina, que fija significados, y por otro lado, con aquel que es dominado, que asume un rol pasivo, receptivo, que deviene en cosa, que es moldeado a imagen y semejanza de otro, que no puede expresarse, que no puede decir, que no tiene voz.
Por otra parte, percibo en las líneas de la canción, la llegada de un tiempo de revelación contra lo instituido, de ruptura, de quiebre, de toma de conciencia, de problematizar, un tiempo de transformación, de acción, de lucha por recuperar la palabra y construir el discurso propio, por salir del silencio, de las sombras y de la opresión, el momento de dejar de ocupar espacios prescriptos y marginales y de hacer por uno mismo.
Por último y no por ello menos importante, el análisis de “Juguete”, despertó en mí, una serie de interrogantes, respecto del papel de la educación y específicamente de la práctica docente, en la construcción de identidad, de ciudadanía, de igualdad, de libertad, de un orden social más justo y equitativo:
¿Cómo generar esa realidad en las aulas?
¿Cómo pensar y ejercer la práctica profesional para lograr dichos fines?
¿Cómo lograr que ello no sea solo un discurso adornado y políticamente correcto, de esos que a menudo se leen en los diseños curriculares o se escucha en los discursos de los políticos de turno?
¿Cómo lograr que el paso de los niños y adolescentes por las aulas, los haga mucho más que portadores de una certificación que acredita el cúmulo de conocimientos y habilidades adquiridas durante su trayectoria escolar?
¿Cómo contribuir desde nuestro lugar de docentes a que nunca nuestros estudiantes se sientan u ocupen el lugar de un “juguete”?
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