Nota de ER:
Vivo en la localidad de Guernica, Prov. de Buenos Aires, República Argentina.
Me sorprende que no haya habido un acto en recuerdo del trágico bombardeo desatado sobre la ciudad vasca, de la cual toma nombre nuestra ciudad, del que se cumplen 75 años ya.
No... en realidad... no me sorprende nada.
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Guernica, un devastador ensayo militar y preludio de más horrores.Viernes, 27 de abril de 2012
(Tomado de: Diario La Capital. © 2012 UNO GRÁFICA. Todos los derechos reservados. Se permite la utilización total o parcial de los artículos sólo citando la fuente.)
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Madrid. — El infierno comenzó en la tarde del 26 de abril de 1937. De forma inesperada, a las 16.30, aparecieron en el cielo de la pequeña ciudad vasca de Guernica los primeros bombarderos alemanes para ejecutar una orden brutal: reducir a escombros esta localidad del norte de España y causar la mayor cantidad de muertos posible, incluyendo a mujeres y niños. El bombardeo nazi en medio de la Guerra Civil Española (1936-1939) convirtió a Guernica hace 75 años en un símbolo mundial del horror militar, del sufrimiento indecible de la población civil en tiempos de guerra.
Durante tres horas y media, los aviones de la Legión Cóndor bombardearon Guernica de forma sistemática. Más del 70 por ciento de los edificios quedó destruido, principalmente por la gran cantidad de bombas incendiarias arrojadas sobre la localidad.
El cruento ataque ha sido considerado por historiadores un ensayo general de la Luftwaffe de Adolf Hitler de cara a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y supuso el primer bombardeo aéreo a gran escala de una ciudad en la historia de Europa.
Pablo Picasso inmortalizó el espanto en su monumental cuadro antibélico "Guernica".
Hasta el día de hoy no se sabe a ciencia cierta cuántas víctimas dejó la masacre de Guernica, que contaba en ese momento con poco más de 6.000 habitantes, además de numerosos refugiados de la Guerra Civil. Las estimaciones de los historiadores oscilan enormemente, desde 150 hasta más 2.000 muertos, aunque los cálculos más recientes ubican el número real más cerca de la primera cifra.
Tampoco existe certeza total sobre el objetivo del bombardeo. Guernica, situada a unos 30 kilómetros de Bilbao, carecía de importancia estratégica militar en la guerra entre nacionales y republicanos. Al principio se especuló con que la operación aérea iba dirigida a destruir una fábrica de armas y un puente, pero ninguno de ellos resultó alcanzado por las bombas que llovieron sobre la población.
Otra teoría parte del supuesto de que las fuerzas nacionales del general Francisco Franco querían romper la resistencia vasca destruyendo su lugar más "sagrado", la capital cultural e histórica del País Vasco, donde el centenario Arbol de Guernica simboliza la tradición nacionalista y democrática vasca. Sin embargo, el monumental roble salió indemne del bombardeo.
Un fuerte indicio de lo que fue el motivo real de la destrucción de Guernica lo dio en 1946 el mariscal Hermann Goring cuando explicó durante los juicios de Nüremberg que con la intervención de bombarderos alemanes en la Guerra Civil Española en apoyo a los nacionales de Franco pretendía poner a prueba su joven fuerza aérea y dar a sus hombres la oportunidad de adquirir experiencia. La explicación de Goring parece confirmar la interpretación británica de que Hitler quería aprovechar el escenario bélico español para preparar a su fuerza aérea para su propia guerra a escala mundial. Y la destrucción de Guernica debería servir de advertencia para Londres sobre lo que podrían esperar las ciudades inglesas en caso de guerra.
En 1997, el entonces presidente alemán, Roman Herzog, dirigió una carta a los subrevivientes (sic) con motivo del 60º aniversario del bombardeo pidiendo públicamente perdón por este crimen de guerra. El régimen franquista, por su parte, esperó hasta la década del 70, pocos años antes de su desaparición, para admitir que Guernica fue destruida por fuerzas aliadas con los nacionales.
Hoy, ya casi nada recuerda el horror que vivió Guernica aquel lunes hace 75 años. Franco no tenía ningún interés en conservar las ruinas de la población como un monumento antimilitarista. La localidad fue reconstruida y su población alcanza actualmente los 16.000 habitantes.
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