jueves, 24 de octubre de 2013

BOLUDO - Gelman, Juan - LA PALABRA MÁS SIGNIFICATIVA DE ARGENTINA

LAS PALABRAS MÁS SIGNIFICATIVAS DE LOS PAÍSES HISPANOPARLANTES [1]

"¿Cómo identificar a un país con una sola palabra? Eso se preguntó a 20 escritores de diferentes naciones en el VI Congreso de la Lengua Española, que se desarrolló en Panamá. Y el encargado argentino de definir una palabra que nos identifique fue Juan Gelman. (coloque la lista de los países y sus palabras significativas en orden alfabético. (Argentina... comienza con "a"  ;)

Argentina: BOLUDO. Juan Gelman. 
Es un término muy popular y dueño de una gran ambivalencia hoy. Entraña la referencia a una persona tonta, estúpida o idiota; pero no siempre implica esa connotación de insulto o despectiva. En los últimos años me ha sorprendido la acepción o su empleo entre amigos, casi como un comodín de complicidad. Ha venido perdiendo el sentido insultante. Ha mutado a un lado más desenfadado, pero sin perder su origen.

Bolivia: JAILÓN. Edmundo Paz Soldán. 
Es alguien de la high society, y la connotación suele ser negativa. Los jailones viajan a Miami o Punta Cana de vacaciones y solo van a los bares de moda. Los jailones no entienden Bolivia porque son...jailones. Se llevarían bien con los fresas mexicanos o los chetos argentinos.

Chile: PATIPERRO. Antonio Skármeta. 
Los chilenos tenemos patas de perro. Abandonamos nuestros lares con frecuencia tras vagas ensoñaciones o por apremiantes necesidades que nos impulsan a dejar el país. Encerrados en una tierra estrecha entre el mar y la cordillera de los Andes queremos romper límites, curiosear. El patiperreo con el lenguaje nos ha dado grandes poetas.

Colombia: VAINA. Laura Restrepo. 
Colombianísimo es el uso indiscriminado de la palabra vaina, comodín universal que para todo sirve. Exclamamos ¡qué vaina! cuando se trata  de un desastre, y ¡qué buena vaina! para referirnos a un triunfo e incluso a la salvación. Para precisar su extenso significado,  suele utilizarse precedida por el pronombre demostrativo esa: Pásame esa vaina, decimos señalando con el índice, y podemos estar pidiendo desde una aguja hasta un elefante. Ya salí de esa vaina alude a cualquier alivio, desde curarse de un resfrío hasta ganar un juicio contencioso- administrativo. Al extranjero que visite estas tierras, familiarizarse con el múltiple y versátil manejo de vaina le ahorra tener que aprender español. En cuanto a amplitud de cobertura, vaina sólo es equiparable  al omnímodo mierda (v. gr. queda en la mierda; se me perdió esa mierda; qué es esta mierda). El cosmos entero cabe envaina, que se destaca como concepto borgiano por excelencia aunque el propio Borges nunca lo haya utilizado: Vaina es el Alfa y el Omega; Vaina es el Aleph. 

Costa Rica: TUANIS. Carlos Cortés. 
No viene de too nice, como machaca el cómico mexicano Adal Ramones cuando nos imita, sino de la jerga militar del salvadoreño Malespín en el siglo XIX. Al sustituir la por la y la por la i se crean tuani (bueno), peli (malo) y muchas más. El uso le añadió la s. ¿Todo tuanis? (como pregunta y afirmación) ¿Tuanis o agüevado? (como lema) Tuanis es todo y nada.

Cuba: ASERE. Wendy Guerra. 
En la colección de cubanismos acopiados por Argelio Santiesteban se asienta esta palabra como originaria de África, especialmente de la religión carabalí. Algunos dicen que significa “Yo te saludo”, otros dicen que en lucumí significa “loco”, pero lo cierto es que la nueva generación de cubanos refiere a Asere y Asere que bolá como el saludo más popular y común que ya nos distingue en el mundo.

Ecuador: YAPA. Gabriela Alemán. 
La yapa es algo adicional, un regalo. Cuando tenía diez años en todas las panaderías de Quito se daba una yapa a los clientes habituales, eran uno o dos panes que establecían un pacto de amistad. En uno de esos viajes de ida y vuelta la yapa llegó, en época de la colonia y a través de Louisiana, al inglés como lagniappe. Enchufe TV, canal en youtube de humor ecuatoriano, ha devuelto a la yapa al día a día de los ecuatorianos con sus microyapas semanales. Aquí una de ellas.

El Salvador: CIPOTE. Horacio Castellanos Moya. 
Palabra de uso común sinónimo de niño, joven, adulto inmaduro. Es exclusiva de El Salvador, donde no se le asigna ninguno de los significados castizos (hombre grueso o torpe, miembro viril). Nunca se entendería en El Salvador, por ejemplo, la frase “se le templó el cipote”. Un clásico de la literatura salvadoreña, Cuentos de cipotes, de Salarrué, relata historias de niños. Y a nadie se le ocurriría en el país relacionarlo con Los once mil falos, de Apollinaire.

España: CONTRADIÓS. Álvaro Pombo. 
Es un coloquialismo español que se usa para designar un disparate (una cosa absurda o contraria a la razón). Francisco Umbral, en El Mundo (23-4-90): “Una democracia capitalista es un imposible metafísico, uncontradiós”. Otro ejemplo, de mi cosecha: “¡Entrar en casa con los tenis embarrados es un contradiós!” (dicho por una madre cabreada). Me parece una expresión esencialmente española, una mezcla de teología y falta de lógica: se pone a Dios (que es la contradicción absoluta) como análogo de la razón o el sentido común. Dios y las cosas divinas y católicas están grabadas a fuego en nuestro léxico y en nuestros usos lingüísticos.

Estados Unidos: PARQUEADERO. Sergio de la Pava. 
Nuestra palabra tiene su origen sospechoso en el spanglish o, mejor, el espanglish. Los idiomas son herramientas de los humanos no al reverso, así que si toca combinarlos para ser entendido con rapidez, como frecuentemente le toca al inmigrante, pues así crecen nuestras raíces. Solo cuida, cuando estés parqueando el carro, que no te den un ticket.

Guatemala: KAIBIL. Rodrigo Rey Rosa. 
En 1974 se puso en circulación esta palabra de origen maya-mam, kaibil, para designar un tipo de comandos especiales que combatieron en la guerra contraguerrillas en Guatemala, los que se hicieron notorios por su crueldad extrema y porque participaron en numerosos actos de genocidio. Kaibil aparece casi a diario en la prensa guatemalteca, se usa tanto en relatos y novelas como en poemas y ensayos y películas documentales y de ficción.

Honduras: PIJA. María Eugenia Ramos.
La palabra pija (denominación del pene) y sus derivados tienen tantas y tan diversas acepciones en el habla hondureña que se ha convertido en parte de nuestra identidad. Es una palabra pijuda, es decir, muy buena, porque con ella expresamos desde entusiasmo a la indiferencia, pasando por el enojo y estados alterados de conciencia. Se usa como sustantivo, verbo y adjetivo. “Me voy a la pija” significa me voy lejos. “Me vale pija”, no me importa; “estar a pija”, estar furioso, pero también estar borracho; pijinear, irse de fiesta, de parranda. Ser pijudo o pijuda es ser una buena persona o algo muy bien hecho.


México: PINCHE.  José Emilio Pacheco. 
En México, “pinche” canceló su acepción normal para adquirir, no se sabe cuándo, las características de un epíteto derogatorio que sorprende por su omnipresencia y durabilidad. El más amplio catálogo de acepciones lo consigna el excelente Diccionario del español usual en México de Luis Fernando Lara en su segunda edición de 2009. Lara advierte que se trata de una grosería: "Pinche” 1. Que es despreciable o muy mezquino. 2. Que es de baja calidad, de bajo costo o muy pobre. “Pinche” puede ser un empleado, el hábito de fumar, la suerte, un policía, una camisa, un perro, una casa, una persona, el mundo entero, una comida, un regalo, un sueldo o bien lo que a usted se le ocurra. Se trata, pues, de un epíteto que degrada todo lo que toca. Normaliza y vuelve aceptable una furia sin límites contra algo que nos ofende y humilla pero no podemos cambiar. Admite grados y amplificaciones: “Esa novela me pareció un poco pinche”. “El racismo es una actitud pinchísima”. A veces puede ser un sustantivo inapelable: “No te lleves con él: es un tipo de lo más pinche.” Puede adquirir el rango de injuria máxima: “No me vuelvas a hablar, hijo de tu pinche madre.” No sé cuándo empezó a emplearse y nunca he leído nada sobre su origen. Ya que “pinche” en español común es “el ayudante de cocina”, sin ninguna pretensión ni autoridad, se me ocurre que el término se originó en tiempos de la hacienda y el latifundio.  Nació entre los peones obligados a trabajar la tierra para beneficio de los amos y que veían con explicable  resentimiento a quienes laboraban en ocupaciones serviles dentro de la casa grande. Si el uso está restringido a México, resulta algo anecdótico e insignificante  frente al hecho de que, a diferencia de tantos otros idiomas, quinientos millones de personas podamos entendernos en nuestra lengua materna. Es una “pinche” desgracia que muy pocas veces tengamos conciencia de este prodigio.      

Nicaragüa: CHUNCHE. Sergio Ramírez. 
Un chunche es una cosa y cualquier cosa, un comodín que salta sin descanso, mueble, aparato, herramienta, vehículo. “Montarse en un chunche”,  “pásame ese chunche, “quitá de allí ese chunche”..., jamás se aparta de la boca y también es el sexo de una mujer, chunchito, o su admirado trasero: “Qué soberano chunche”.

Panamá: SINVERGÜENZURA. Carlos Wynter Melo.
Sinvergüenzura es el sustantivo de la infinitud y, en consecuencia, de la libertad absoluta. Una sinvergüenzura es comerse el mundo de un bocado. Es un escape –a veces son francamente inmorales las reglas morales- o el motivo de que exclames de repente, porque te nació de las vísceras: ¡Qué sinvergüenzura!, para quejarte o decir, oye, es asombroso que los humanoides seamos inmensos.

Paraguay: CURUVICA. José Pérez Reyes. 
De origen guaraní con sufijo español, se trata del pequeñísimo fragmento resultante de la trituración algún material sólido. Como un párrafo desprendido de una obra. Viene al caso porque los escritores por ejemplo, juntamos palabras como curuvicas y de esa suma de restos sale un texto.

Perú: HUACHAFO. Iván Thays. 
Aunque se considera un sinónimo de cursi, su significado es más amplio y va de lo gramatical a lo sociológico. La huachafería es imitar o pretender ser lo que no es. Además, está relacionado a lo ostentoso, falta imperdonable en un país donde se sobrestima el perfil bajo. Su uso es tan subjetivo que resulta incluso huachafo el andar señalando las huachaferías de los demás.

Puerto  Rico: BREGAR. Mayra Santos-Febres. 
El puertorriqueñismo por excelencia es el verbo "bregar". Yo brego, tu bregas, estamos bregando, eso lo bregamos ahora; " !chico, brega bien! ". Me imagino que la ubicuidad de la palabra explica todo un modo de vida. Hay que bregar mucho para vivir en Puerto Rico. Hay que estar dispuesto a negociar, resolver, resolverse, esquivar e inventar soluciones nuevas casi todos los días. Es decir que aquí en la Isla siempre estamos "en la brega". Vivimos, como argumenta nuestro gran ensayista Arcadio Diaz, del arte de "bregar".

República Dominicana: OLLA. Rita Indiana Hernández.  
La olla es un lugar caliente y letal, pequeño infierno donde terminan los desempleados, viven los pobres y al que hacen referencia constante los de la clase media. El que dice toy en la olla o toy en olla está quebrado, desbaratao, sin un chele. 
La olla es también un adjetivo, una obra de arte al igual que el discurso de un político puede ser o estar olla (horrible, pobre, ridículo). La isla es una olla adentro de otra. ¡Qué olla!

Uruguay: CELESTE. Claudia Amengual. 
Algún distraído diría que el término celeste proviene de la camiseta de la selección de fútbol, pero lo cierto es que esta lo toma de nuestra bandera nacional. De ahí derivan expresiones populares como la celeste o soy celeste que han enriquecido el significado de este color y lo han transformado en una marca de la identidad nacional uruguaya.

Venezuela: BOCHINCHE. Rafael Cadenas. 
No es propiamente un venezolanismo, pero es “voz de origen americano”, según asienta Francisco Javier Pérez en su Diccionario Histórico del Español de Venezuela y añade que es “una de las voces más expresivas del español”. Inicialmente, solo tuvo el sentido de fiesta escandalosa, luego significó desorden, alboroto, tumulto, después pasó al ámbito político. Francisco de Miranda la hizo célebre cuando al ser derrotado, al comienzo de la guerra de independencia, exclamó sobre su tropa:“Bochinche, bochinche, esta gente no es capaz sino de bochinche”. Y bochinchero se aplica a alguien irresponsable, falto de seriedad.





[1] Ver en la página de Internet http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/atlas-sonoro-de-palabras-autóctonas-del-español, del periódico El País, responsable de la iniciativa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario